La Torre de Babel

La Torre de Babel
Pieter Brueghel el Viejo (1563)

Frase de la semana

In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum.

- Juan 1, 1.
































domingo, 2 de mayo de 2010

El Origen II: Mitología (Parte 1)

El hombre siempre se ha hecho preguntas sobre la naturaleza y fenómenos que lo rodean, sobre la vida y la muerte, sobre su propio orígen, habilidades y pensamientos. Por alguna razón, siempre ha buscando en su propia historia la primera causa de todo y mejor (o peor) aún, la primera causa de todas las primeras causas. Al hacerse estas preguntas, el hombre ha reparado a la vez en su propia habilidad de cuestionarse y comunicarse. Este medio para transmitir ideas y pensamientos es el lenguaje y como tal, ha estado también (y sigue estando) en la lista de fenómenos a asignar una primera causa. Las principales tres preguntas que han surgido en relación a las lenguas son: ¿De donce viene el lenguaje?, ¿Cuál fue el primer lenguaje? y ¿Cómo surgió la diversidad del lenguaje?

Conforme el pensamiento humano y las ciencias han ido evolucionando, hemos ido ampliando las fronteras entre lo explicable y observable y aquello para lo cual no hay aún una explicación. Este mismo cambio en las fronteras, a la vez que ha ido iluminando lo que era obscuro (o no se podía explicar) ha ido cambiando la forma de imaginar lo que hay más allá de la luz. En la edad media se pensaba que las enfermedades tenían un origen divino (o demoníaco). Ahora, se conocen la mayoría de éstas y sus causas como son los virus, pero para las que aún no se ha podido descifrar, la obscuridad va de los genes a los virus y no de la bendición al castigo a divinos.

Así es como han surgido los mitos y leyendas. En esa imperiosa necesidad de explicarlo todo y encontrar su primera causa, para aquello que quedaba más allá de las fronteras de lo explicable surgieron las causas divinas y sobrenaturales, fuera un solo dios o varios, fueran castigos o regalos. Y en el caso del origen del lenguaje no es diferente. Si bien es cierto que cada cultura se pensó a sí misma como la elegida por su Dios, y a su idioma como el primero y también el hablado por su Dios, la similitud entre las diferentes leyendas alrededor del mundo da mucho que pensar.

Sin embargo, la que tiene mayor difusión y es mejor conocida al menos en el mundo occidental, es la que nos cuenta el libro del Génesis y la tradición hebrea.

Y habiendo el Señor Dios formado de la tierra todos los animales terrestres y todas las aves del cielo, se las llevó a Adán para ver qué nombre les ponía, porque todo ser viviente debería llevar el nombre que Adán le pusiera. Adán puso pues, sus nombres a todos los ganados, a todas las aves del cielo y a todas las bestias salvajes. (Gen. 2, 19-20).
Una importante tarea para un hombre recien creado. Este pasaje del libro del Génesis invita a suponer que Dios creó al hombre (Adán) como un ser pensante y por supuesto, hablante. Así, no hay suceso anterior a la creación de Adán, que diera origen al lenguaje, más que Dios mismo, aunque resulte extraño pensar que Dios hablara aunque no tuviera con quien hacerlo, y de hecho lo hacía:
Y Dios dijo: que haya luz, y hubo luz. (Gen. 1, 4). Y Dios también dijo: que haya un firmamento en medio de las aguas, que separe unas aguas de otras… Así se hizo, pues; al firmamento le puso Dios el nombre de cielo… (Gen 1, 6 y 8).
Así, la tradición hebrea concibe a su Dios con la habilidad de hablar desde antes de la creación del hombre y del universo, ya que Dios mismo asigna los nombres de la tierra, cielo, mar, etc. No especifica el libro, si Dios hablaba una o todas las lenguas, pero se infiere que era la misma con la que dotó a Adán y Eva, ya que apenas los creó los bendijo y dio instrucciones.

¿Y para que complicarse “el autor”, si así se daba respuesta a las tres preguntas? En el principio solo era Dios y el tenía la habilidad de hablar, luego crea a Adán y Eva y los dota con esta habilidad, misma que tendrían Caín y Abel, y los hijos de ellos y así sucesivamente hasta llegar al diluvio y a la conocida historia de la torre de Babel. Entonces, como ya lo hemos comentado, Dios dispersa a los hombres dándoles diferentes idiomas. ¡Voilà el origen de los idiomas¡ según la tradición hebrea.

(Continua...)